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Bodega Los Berrazales (Bodegas en Gran Canaria, Agaete) se encuentra localizada a los pies de los riscos de Tamadaba y bajo centenarios pinares canarios. Situada en La Finca de La Laja, afamada por sus naranjas, café y por sus vinos. Una finca de más de 200 años de antigüedad.

Cepas de listán negro plantadas y cultivadas de forma artesanal por la familia Lugo-Jorge, con el objetivo de recuperar la tradición agrícola y vinícola de la zona, culminan en un producto singular. El esmero y el cariño puesto en su elaboración producen un vinos tintos y blancos, impregnados de los olores y sabores del Valle. La situación de los viñedos casi a nivel del mar, pero en la hondonada que forma el Valle de Agaete, los proteje de la salinidad de la brisa marina.

En su corta historia, Bodegas Los Berrazales (Bodega Los Berrazales (Bodegas en Gran Canaria, Agaete) ya han logrado importantes premios en Canarias. Su vino blanco semiseco consiguió en 2011 la Medalla de Oro de Agrocanarias. El vino dulce obtuvo en 2010 el Primer Premio y en 2009 el Tercer Premio de la Cata Insular de Gran Canaria. Destacar que su vino semiseco blanco obtuvo una puntación de 89 sobre 100 en la prestigiosa Guía Peñín 2010. En Bodega Los Berrazales ofrecemos vinos tintos, secos y semisecos.

Realice una VISITA GUIADA si lo desea.

Bodega Los Berrazales ofrece la oportunidad de conocer sobre el terreno su labor vinícola. Todos los días, de lunes a viernes, recibe visitas con amplio horario, y sábados con cita previa. En la visita guiada se conoce el proceso de elaboración del vino, además de cultivos de naranjas y café en la finca de La Laja. Se puede adquirir vino de la casa, que llega embotellado con un diseño del artista canario Pepe Dámaso, queriendo reflejar en su diseño las noches de luna llena irrepetibles y sus extraordinarios cielos estrellados, así como la sombra de los riscos cercanos que se proyecta en la finca.

El excelente trato y meticulosidad puesto en su elaboración producen un vino tinto aromatizado, impregnado de los olores y sabores del Valle. Tradición y modernidad se funden y cofunden en un caldo que cuando se paladea evoca el entorno, su luz especial, su viento seco, y la lluvia que cae por los riscos anejos.

La situación de viñedos casi a nivel del mar, pero en la hondonada que forma el Valle de Agaete, los proteje de la salinidad de la brisa marina. Su ubicación al pie de las montañas de Tamadaba, lo que daba nombre a los vinos que la familia Lugo-Jorge producía anteriormente, Sombras del Tamadaba, destinado casi exclusivamente al mercado local, también proporciona la uva una protección contra los fuertes vientos alisios característicos de la zona, cuya obra de mejor factura es el Dedo de Dios.

Todo ello, más la voluntad de sus dueños y los duendes que deben vagar por el lugar, se alían para ofertar un producto inigualable, con toques ligeramente diferente a cualquier otro caldo de la isla.

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